En todas las relaciones hay problemas, la mayoría de ellas ha llegado a un punto en el que todo parece estar perdido.
En ocasiones se dan por vencidos justo antes de lograr lo que desean o por no conocer la mejor forma de actuar terminan perdiendo lo que con tanto amor han construidoLa historia que conocerás a continuación es una historia real, que sin duda alguna pudiera ayudarte a salvar tu matrimonio.
“Una noche llegué a casa y note que mi esposa lloraba, no pude evitar sentirme culpable; yo había dado mi corazón a otra mujer llamada Juana, ya no amaba a mi esposa, por ella sólo sentía lástima; por ello, decidí escribir un acuerdo de divorcio en el que ella se quedaba con el carro, la casa y 30% de nuestro negocio. Al verlo mi esposa lo rompió a pedazos; ya eran 10 años de tiempo perdido a mi lado, porque yo no podía cambiar, amaba demasiado a Juana.
El siguiente día llegué a casa y mi esposa estaba escribiendo en la mesa, yo estaba muy cansado de pasar el día con Juana así que la ignoré y me fui a dormir. El día siguiente al despertar note que aún escribía, la ignoré nuevamente y seguí haciendo mis cosas. Al final del día mi esposa me comentó que tenía algunas condiciones para el divorcio: debíamos pasar un mes tratándonos de forma habitual, ya que nuestro hijo estaba en mes de exámenes y ella no quería que nada le afectara y además, como cuando nos casamos debía cargarla todos los días desde el cuarto hasta la puerta de la casa.
A pesar de que la segunda petición me parecía un poco absurda accedí. Y así fue, el primer día al cargar a mi esposa mi hijo se entusiasmó muchísimo y eso me hizo sentir mucho dolor; además noté que mi esposa había envejecido bastante. El segundo día sentí la fragancia de su blusa, el cuarto día sentí algo muy extraño, era como si la intimidad entre nosotros estaba volviendo. El sexto día note que mi esposa estaba menos pesada, pensaba en todo el daño que le había hecho. Los días siguientes todo fue muy extraño sentía deseo por ella, me di cuenta de que aún la amaba; la rutina me había hecho equivocarme; ahora sólo quería pasar el resto de mi vida a su lado.
Luego de decir lo que sentía a Juana salí corriendo a casa pero antes pasé por flores para mi esposa, pedí que les colocaran: “te cargaré todos los días hasta que la muerte nos separe”, y al llegar a casa conseguí a mi esposa muerta.
Mi esposa tenía cáncer y se encontraba luchando contra esta enfermedad, yo no lo noté por estar demasiado ocupado con Juana. Lamentablemente me di cuenta muy tarde de lo que en la vida y en una relación tiene valor de verdad. Ojalá tú no cometas el mismo error que yo cometí”.
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